Abel Portilla
Abel, artesano de larga ascendencia de campaneros, los Portilla, recuerda como en las frías tardes de invierno, al salir de la escuela, se acercaba al calor del fuego en el viejo taller familiar.
Continúa diciéndonos con sus propias palabras: Nosotros éramos campaneros, siempre lo habíamos sido y yo también lo sería.
Era una tradición y yo estaba dispuesto a continuarla, a profundizar en el estudio de este viejo oficio artesano.
Mi interés se centraba en fijarme en el más mínimo detalle que traspasado de padres a hijos suponía un gran pozo de sabiduría en torno a este difícil arte.
Muchas veces soñé con ese viejo y mágico libro que contenía las notas de nuevas experiencias, y que yo acompañé con lecturas de antiguos libros, tal vez llegados de remotas tierras, traídos por mercaderes y viajantes.
Sobre él he volcado toda mi experiencia, recogida a través de los años en los que he ido fundiendo el metal de mil y una maneras, con formas una y otra vez corregidas para presentar algo que amo con pasión y profunda ilusión: las campanas.
Abel Portilla gracias a su bagaje cultural y sobre todo a su sensibilidad y carácter, otorga a aquello que realiza de una calidad excepcional.